Guía para principiantes de meditación
¿Cuántas veces has sentido que 24 horas no son suficientes en un día? Ya seas estudiante o profesional, estás atrapado en este mundo acelerado, donde cada vez es más difícil encontrar tiempo para ti.
Normalmente, cuando nos tomamos un descanso de nuestras apretadas agendas, pasamos tiempo con el móvil o la portátil. Esto es estresante no solo para la vista, sino también para la mente. La mente es como un péndulo: oscila constantemente de un extremo a otro. Lo que necesitamos es centrarnos. Para regular la mente y darle descanso, la mejor manera de liberarla del estrés es la meditación.
¡Sí, así es!
La meditación funciona como un cargador de batería. Tan solo 10 minutos de meditación te dejarán tranquilo y renovado, con más energía para afrontar el resto del día.
A continuación se presentan algunos conceptos erróneos comunes sobre la meditación:
- No tienes que pensar en nada.
- Tienes que sentarte tranquilamente con las piernas cruzadas.
- Estás huyendo de la realidad.
Aparte del segundo punto, ¡la meditación no es ninguna de esas cosas!
Y sentarse tranquilamente con las piernas cruzadas es sólo una forma de meditar.
Existen numerosas técnicas, herramientas y estilos que puedes usar para alcanzar el objetivo de la meditación. Estos incluyen la meditación dinámica, donde mueves el cuerpo, el tai chi, la postura acostada o en cualquier otra posición.
Entonces, ¿qué es la meditación?
- Estar 100% presente en este momento.
- Regresando a tu verdadero yo.
- Ser el observador detrás de todos tus pensamientos y emociones.
Cuando meditas, te asaltan millones de pensamientos. Es parte de la naturaleza humana.
La práctica de la meditación es una práctica que consiste en tomar conciencia de que tu mente se está centrando en otra cosa y volver a centrarte en aquello que estableciste como foco al principio.
También es una práctica que te ayuda a distanciarte de cualquier emoción intensa que puedas estar experimentando. Al verlo desde fuera, puedes procesar esos pensamientos y emociones sin dejarte llevar por su intensidad.
Con el tiempo, tu práctica de meditación se trasladará a tu vida diaria. Si estás cenando y notas que tu mente divaga sobre algo que sucedió en el trabajo, en lugar de pasar toda la comida con el cuerpo en un lugar y la mente en otro, reconocerás que no estás presente y volverás a tu mente.